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¿Cuidas de ti mismo tanto como de tu bici?


La bicicleta para un ciclista es lo máximo. Hay algunos que construyen una habitación solo para ella, otros la exhiben a modo de obra de arte de museo, incluso hay mucha gente que se gasta más dinero en complementos para la bici de lo que realmente cuesta. Sin embargo, en lo que se refiere a uno mismo, ¿se cuidan tanto como a su “flaquita”?


El artículo debería haber empezado de la siguiente manera: “la bicicleta para un ciclista es lo máximo, después de sí mismo”, y es que muchas veces nos olvidamos de que quien mueve los pedales (quien corre, quien mete canastas…) somos nosotros. Sin embargo, no nos cuidamos todo lo que deberíamos, sobre todo a nivel mental. Por ello, en las siguientes líneas, trataremos de ver algunas estrategias que podemos poner en marcha para cuidarnos más (y mejor), y que podemos utilizar tanto encima de la bici como en nuestra vida cotidiana (más si cabe en los tiempos que corren).


Como siempre, y para que quede claro, definiremos el término. El autocuidado es un concepto que se usa mucho dentro del ámbito de la Psicología (últimamente más) y se refiere a todo aquello que podemos hacer que contribuye a mejorar nuestra salud (según la OMS, el término salud describe tanto a la parte física como social y psicológica). Puede estar relacionado tanto con hábitos o rutinas así como con acciones puntuales.


Como ocurre con el término de salud, se pueden diferenciar tres tipos de autocuidado: físico, social y psicológico. El autocuidado físico consiste en llevar a cabo conductas relacionadas con la salud física y que contribuyen a favorecerla: seguir una adecuada alimentación, establecer un buen patrón de sueño, realizar estiramientos tras una sesión de entrenamiento, mantenernos hidratados antes, durante y después del entrenamiento, higiene tanto propia como del material utilizado…


Los seres humanos somos seres sociales, y cuando mejor estamos es cuando nos sentimos rodeados. El autocuidado social consiste en cuidar de nuestros familiares, hablar con nuestros amigos… porque ello puede provocar que, de esa forma, nos cuidemos también a nosotros mismos.


Por último, encontramos el autocuidado psicológico, que tiene que ver con aquello rodea al aspecto mental y emocional. Como vimos en el post anterior y en la charla, existe una cadena que marca nuestras acciones (pensamiento-sentimiento-comportamiento), por lo que, en muchas ocasiones, el autocuidado comienza con el aspecto mental.


Hasta ahora, todo podía ser conocido, pero ¿qué acciones podemos llevar a cabo para incrementar las conductas de autocuidado a nivel mental?


- Establece objetivos. Una de las mejores estrategias para mantener la motivación es esta. Lo más recomendado es seguir la regla SMART, es decir, debemos definir objetivos que sean específicos, medibles, alcanzables, relevantes para nosotros y ajustados en el tiempo.


- Cuida la forma en la que te comunicas contigo mismo. Al igual que cuidamos la manera de hablar al resto de las personas, es importante hacer lo propio con nuestros propios mensajes. Mensajes en positivo (que no es lo mismo que mensajes positivos), que dirijan nuestra conducta y que no impongan normas, son efectivos.


- Rescata (como mínimo) tres aspectos positivos de tu día. Te propongo que los introduzcas en un recipiente y que, a final de semana, redescubras todo lo bueno que ha habido en ella.


No tienen por qué ser momentos grandes, a veces los mejores son los que parecen menos relevantes (por ejemplo, levantarme y que el café ya este hecho).


Imagino que aun después de leer el artículo, la bicicleta seguirá teniendo un lugar de privilegio para ti como ciclista, pero si la distancia de prioridad contigo mismo/a se ha reducido, habrá merecido la pena. Démonos importancia y valoremos sentirnos bien en todos los niveles, solo así podremos alcanzar nuestras metas.

Félix Marquiegui

Psicólogo deportivo

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