Análisis táctico en una carrera junior
- Entrenamiento Ciclismo

- 3 ago
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Como entrenadores, tendemos a centrar nuestros esfuerzos en mejorar el rendimiento de los ciclistas desde una perspectiva fisiológica: buscamos deportistas más fuertes y resistentes, con una biomecánica eficiente y el mejor equipamiento posible para maximizar sus capacidades individuales.
Sin embargo, en competición, los resultados no siempre reflejan las expectativas basadas en los valores de rendimiento. Es habitual observar cómo ciclistas con datos muy prometedores no alcanzan los resultados esperados, mientras que otros, con menor rendimiento teórico, logran posiciones destacadas.
Con este artículo queremos mostrar cómo asesoramos a nuestros corredores en el plano táctico, un aspecto muchas veces subestimado en las categorías de formación. Para ello, analizamos una carrera reciente. El formato en circuito, al repetir de forma constante el mismo trazado, ofrece una oportunidad ideal para realizar un análisis táctico fiable y reproducible.
La base del estudio consiste en observar la evolución de varios indicadores de rendimiento cada 30 minutos, extraídos con el software WKO5, a partir de una idea compartida por Aner Moreno. Las variables analizadas fueron:
Trabajo total (kJ)
Potencia media normalizada (W/kg)
Factor de intensidad (IF)
Tiempo por encima y por debajo del FTP
Número de esfuerzos de alta intensidad (matches FRC y Fmax)
Tiempo en inactividad (por debajo de 30 W)
Caso 1: ciclista con buen rendimiento fisiológico, pero sin terminar la carrera (color azul oscuro)

En los primeros 30 minutos, este corredor realiza un volumen de trabajo comparable al líder del equipo —quien presenta mejores valores fisiológicos—, siendo uno de los más activos en esta fase inicial.

También se observa que es de los que menos tiempo permanece sin pedalear, lo que indica una intensidad sostenida.

Sin embargo, presenta muy pocos esfuerzos máximos (>900 W), lo que sugiere una ausencia de acciones explosivas, como ataques o respuestas a cambios de ritmo.
Todo apunta a una gestión del esfuerzo menos eficiente que la de sus compañeros. Es probable que participara en una escapada durante los primeros compases, acumulando un gasto excesivo de energía de forma continua y por encima de su FTP. En contraste, sus compañeros parecen haber reservado más tiempo de recuperación entre esfuerzos intensos, realizando acciones decisivas en momentos puntuales, como cierres de huecos o neutralizaciones.
Con una gestión energética más equilibrada, similar a la del resto del equipo, este corredor probablemente habría podido finalizar la prueba.
Caso 2: el ganador de la carrera (color naranja)
El vencedor se caracteriza por registrar el menor factor de intensidad (IF) durante la primera hora de carrera, lo cual le permite disponer de una mayor reserva energética en el tercio final, donde se decidieron las posiciones clave.

Este enfoque táctico fue posible gracias al apoyo de sus compañeros, quienes asumieron las tareas de desgaste, como cerrar huecos ante ataques o controlar fugas, tal y como se ha observado en el caso anterior.

Aunque podría pensarse que su bajo IF se debe a un FTP más elevado que el del resto, al analizar la potencia media en W/kg también se confirma que fue el ciclista con menor demanda relativa durante la primera hora.
En contraste, el corredor representado en azul turquesa —quien genera la mayor potencia media a lo largo de toda la carrera— no logra imponerse en el resultado final. Esto ilustra, una vez más, la importancia de una correcta gestión táctica más allá de los valores fisiológicos absolutos.
Iván de Lucas Rogero
Preparador físico y biomecánico en EntrenamientoCiclismo.com y CEO de Spleeft App









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